Todo comenzó a fines de la Segunda Guerra Mundial, cuando los soldados de EU regresaron a su país recordando los fabulosos carros deportivos de Europa: convertibles, con capacidad para dos personas y con la palanca de cambios en el piso.
Esa nostalgia motivó a Lee Iacocca -vicepresidente de Ford en aquellos años-, a crear un coche que cumpliera con tales expectativas. El primero fue el Ford Thunderbird, un auto que, si bien tuvo éxito, a comienzos de los años 60 decayó por no ser considerado exclusivamente “juvenil”.
Iacocca y otros expertos continuaron trabajando en un nuevo vehículo, pequeño, ligero y con el que todos se sintieran atraídos. El resultado fue el Mustang, el auto insigne de la industria automotriz americana cuyo nombre deriva de Mesteño: un caballo salvaje del Oeste de EU que montaban los indios pieles rojas.
El primer auto se exhibió en la Feria Mundial de Nueva York en marzo de 1964 tras una eficiente campaña de marketing. Tuvo una versión coupé y otra descapotable. Se llamó Mustang 64 1/2 y sus ventas superaron las veinte mil.
Esa nostalgia motivó a Lee Iacocca -vicepresidente de Ford en aquellos años-, a crear un coche que cumpliera con tales expectativas. El primero fue el Ford Thunderbird, un auto que, si bien tuvo éxito, a comienzos de los años 60 decayó por no ser considerado exclusivamente “juvenil”.
Iacocca y otros expertos continuaron trabajando en un nuevo vehículo, pequeño, ligero y con el que todos se sintieran atraídos. El resultado fue el Mustang, el auto insigne de la industria automotriz americana cuyo nombre deriva de Mesteño: un caballo salvaje del Oeste de EU que montaban los indios pieles rojas.
El primer auto se exhibió en la Feria Mundial de Nueva York en marzo de 1964 tras una eficiente campaña de marketing. Tuvo una versión coupé y otra descapotable. Se llamó Mustang 64 1/2 y sus ventas superaron las veinte mil.
No hay comentarios:
Publicar un comentario